Frase célebre

Muchas veces nos preguntamos por qué las iglesias se vuelven frías, por qué no se sale a predicar a las calles?, por qué no vemos milagros como la Iglesia de antaño?, por qué no hay un avivamiento? porqué? por qué? por qué? Antes le echaba la culpa a muchas cosas que a la liturgia, que a las formas y tradiciones, a las estructuras, que a los líderes, etc.

Bueno todo eso hasta que leí esta frase célebre de Juanito Wesley uno de los fundadores del metodismo.

"¿Que es lo que estorba la obra? Yo considero que la primera y principal causa somos nosotros. Si fueramos mas sanos de corazón de vida, totalmente consagrados a Dios, ¿no arderíamos todos los predicadores, y propagaríamos este fuego con nosotros por todo el país?"
John Wesley

Sí imagínense tenemos la eneñanza de la Palabra de Dios, la guía de su Santo Espíritu, la redención por la preciosa sangre de Nuestro Señor Jesucristo, su Gracia salvadora, uffff qué más desear pero el problema esta en una pequeña palabrita que los jóvenes hemos desarraigado del vocabulario cristiano (nunca la he visto en algún lema nacional ni distrital al menos) sí se trata de santidad; no podemos ir a enfrentar al enemigo y sus huestes de maldad sí aun no estamos a cuentas con Dios si aun tenemos pecados no confesados ni dejados. Como nos recuerda la santa palabra "Seguid la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá a Dios"Como predicar a un Dios que no vemos en nuestros testimonios, como predicar contra el robo si somos ladrones, algo está mal ¿cierto?... aunque cueste reconocerlo sip nosotros. Por eso debemos entregarnos en las manos de aquel que nos amó primero. Volvamos al metodismo primitivo a ese que predicaba la santidad en esta vida y en la futura, pero más aún volvamos a Cristo. Como ver la grandeza del Santo Espíritu si lo contristamos y lo echamos de nuestras vidas.

Así como nos enseñó el maestro: Sed perfectos así como vuestro Padre en los cielos es perfecto. No que no cometamos pecado sino que no se enseñoree de nosotros que lo sepamos reconocer y odiar hasta dejarlo por medio del arrepentimiento verdadero... en una palabra INTEGRIDAD.

Patricio González
siervo de Jesucristo